El fiscal general de la República, Tarek William Saab, informó que se inició una investigación para sancionar al responsable de la muerte de los dos perros de la influencer y entrenadora funcional Erika Guillén que fueron envenenados en su propia casa.
Saab precisó que a cargo de la investigación estará la Fiscalía 89 Nacional Plena.
Además, precisó que los perritos respondían a los nombres de Helen y Olaf. «Fueron cruelmente envenenados, ocasionando un grave daño psicológico y sentimental a sus dueños», detalló a través de la cuenta de Instagram del Ministerio Público.
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«El 13 de marzo recibí una llamada de mi hijo diciendo: ‘mami ven por favor, Helen y Olaf no responden’. Esa frase todavía retumba en mi cabeza. Yo recuerdo haber salido corriendo, manejé lo más rápido que pude y cuando llegué a mi casa, ya era muy tarde, los perros ya estaban muertos», comentó la influencer Erika Guillén.
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Helen era una labradora de cinco años, mientras que Olaf era un bichón frise de diez años. En ese sentido, Guillén exige justicia. «Mis propios hijos pudieron haber sido víctimas», comentó.
«Según el informe forense los perros fueron envenenados. Fue un veneno que les inyectaron de manera fulminante porque no dio tiempo de nada. Ambos llegaron sin vida al veterinario, cuando yo llegué no había nada que hacer. Hay algo que no me deja tranquila y es que el que hizo esto tenía acceso a la casa y sabía que las cámaras de seguridad no estaban funcionando», añadió Guillén.
Sucedió en Caracas. Helen y Olaf fueron asesinados en su propia casa con una inyección letal. Los asesinos sabían que el sistema de cámaras no estaba funcionando. Las víctimas pudieron ser los niños de la familia. Da pánico escuchar esta triste historia contada por Erika Guillén… pic.twitter.com/OOPPxXelz4
— Alexa Gómez (@AlexaGomezDos) March 29, 2025
Asimismo, señaló que en su propia casa «vivía un demonio».
«Es difícil creer que el diablo existe, hasta que lo ves de frente. Hasta que lo sientes cerca, respirando el mismo aire que tú. No tiene cuernos ni cola. A veces, simplemente te mira y se ríe. Yo lo vi. Y entendí que mi madre tenía razón cuando me decía: ‘Reza, hija mía. Reza para protegerte, porque el diablo existe’. Siempre pensé que era una frase simbólica. Pero no. Hay personas vacías, con el alma oscura, que caminan entre nosotros con la única intención de destruir. Y lo peor es que, a veces, los dejamos entrar sin darnos cuenta», expresó.
«Mis perros lo sabían antes que yo. Olaf lo sabía. Siempre le ladraba. Siempre lo sintió. Yo también lo sentí. Esos escalofríos que aparecían de la nada. Esa sensación extraña cuando cerraba el portón. Pero me decía a mí misma: ‘Deja de ser tan paranoica, Erika’. No estaba paranoica. Era mi intuición gritándome, y no la escuché», recordó.
Destacó que sus perros murieron en su hogar. «En el mismo lugar donde creíamos estar seguros. No voy a mentir. Pensarlo me destroza. No me culpo, pero intento entender. Intento sentir lo que ellos sintieron.
Porque para sanar, primero hay que permitirse sentir. Ahora lo veo claro. Sé lo que habitaba en mi casa. Y sé que este tipo de mal no se va sin más», acotó.