Un niño de seis años murió en Maturín, estado Monagas, después de comer yuca amarga y su madre se debate entre la vida y la muerte.
Luis Miguel Amundaray contó que su esposa compró el tubérculo en un camión que estaba en el mercado municipal de la ciudad.
Según relató Amundaray a El Periódico de Monagas, su esposa María Elise Meneses compró tres kilos de yuca amarga en una venta ambulante, junto con unas sardinas para complementar la comida que habían recibido a través de la bolsa Clap.
Al preparar la yuca, notaron que no se ablandaba y que el agua tomaba un tono amarillento, pero les dijeron que se trataba de «yuca mantequilla».
Sin sospechar nada, la familia decidió freír la yuca y consumirla. Pocos minutos después, comenzaron a presentar síntomas de intoxicación en la piel y el rostro. Amundaray se encontraba trabajando en ese momento y fue una vecina quien lo llamó para informarle de lo que estaba sucediendo.
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Cuando llegó al Hospital Central de Maturín, encontró a su hijo sin vida y a su esposa gravemente enferma. En el centro de salud le realizaron lavados estomacales a toda la familia.
Amundaray se encuentra desesperado, ya que no cuenta con los recursos necesarios para costear los tratamientos médicos de su esposa. Además, su otra hija de diez años también presentó síntomas de intoxicación, aunque afortunadamente no fueron tan graves y la dieron de alta.
El ciudadano ha interpuesto una denuncia ante las autoridades competentes, pidiendo una investigación exhaustiva para dar con los responsables de vender yuca amarga engañando a los compradores y poniendo en riesgo sus vidas. Amundaray llamó al gobierno para que se vigile de cerca lo que se vende en el mercado y se proteja a la población de este tipo de engaños y peligros.