El juez Michael Jesic del Tribunal Superior del Condado de Los Ángeles redujo las sentencias de los hermanos Erik y Lyle Menéndez de cadena perpetua a 50 años de prisión, lo que los hace elegibles para libertad condicional.
Los hermanos ya han pagado 30 años de cárcel por el asesinato de sus padres. De acuerdo con la ley de California son inmediatamente elegibles para libertad condicional porque cometieron los asesinatos cuando eran menores de 26 años.
En los últimos años los hermanos han lanzado numerosos programas penitenciarios, incluido un grupo de apoyo para reclusos discapacitados y ancianos, y recaudaron más de 250.000 dólares para una iniciativa de mejoramiento de la prisión, según documentos judiciales anteriores.
“No digo que deberían ser liberados, no me corresponde a mí decidirlo. Algún día deberían tener esa oportunidad. Ahora depende de la junta de libertad condicional y del gobernador de California», comentó Jesic.
¿QUÉ SIGUE EN EL CASO?
El próximo 13 de junio está previsto que la junta de libertad condicional del estado de California lleve a cabo una audiencia en respuesta a una solicitud de los hermanos. La junta podría denegar la solicitud o recomendar al gobernador que se les conceda la libertad condicional.
En caso de que la junta recomiende la libertad, la decisión final recaerá sobre el gobernador de California, Gavin Newsom, quien tendrá 120 días para actuar.
Ante esta situación, Erik Menéndez expresó su alegría ante el medio ABC News. «Me siento conmovido y honrado por el gran apoyo».
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«Este tiene que ser el primer paso para darles esperanza a quienes no tienen esperanza en prisión. Mi objetivo es asegurar que no haya más personas que pasen 35 años en prisión sin esperanza. La posibilidad de tener esperanza de que la rehabilitación funcione es más importante que cualquier cosa que me haya pasado hoy», indicó.
De igual forma, asumió su responsabilidad en lo ocurrido. «Cometí un acto atroz contra dos personas que tenían todo el derecho a vivir, mi mamá y mi papá. Creó una tristeza aplastante para mi familia y no hay excusa».
Mientras tanto, Lyle aseguró que en el momento del asesinato era «inmaduro» y estaba «lleno de ira». «Si hubiera confiado en que otros me ayudarían, no habría cometido estos crímenes. No pensé que nadie me creería sobre mi abuso sexual».
EL CASO DE LOS HERMANOS MENÉNDEZ
Lyle Menéndez, de 57 años, y su hermano Erik, de 54, han pasado la mayor parte de sus vidas como adultos en prisión, tras ser hallados culpables del asesinato de sus padres, José y Kitty Menéndez, ocurrido en 1989 en su residencia familiar en Beverly Hills.
En aquel entonces, Lyle tenía 21 años y Erik 18. Ambos fueron sentenciados por asesinato en primer grado durante un juicio realizado en 1996, luego de que dos jurados anteriores no lograran alcanzar un veredicto unánime.
Aunque los hermanos reconocieron haber cometido los homicidios, aseguraron que lo hicieron como un acto de defensa personal, alegando haber sido víctimas de abuso sexual por parte de su padre durante años. La fiscalía, sin embargo, sostuvo que el verdadero motivo del crimen fue el interés económico: heredar la fortuna familiar.