En un momento de creciente tensión geopolítica, el Boeing E-4B Nightwatch —conocido como el “avión del juicio final”— volvió a surcar los cielos de EEUU, despertando una ola de especulaciones.
Esta aeronave, diseñada para resistir ataques nucleares y servir como centro de comando aéreo en caso de crisis extrema, despegó desde Luisiana y aterrizó en la Base Conjunta Andrews, en Maryland, tras un vuelo de más de cuatro horas.
LEA TAMBIÉN: TRUMP HABLÓ DE CÓMO SERÍA LA INTERVENCIÓN DE EEUU EN EL CONFLICTO ENTRE ISRAEL E IRÁN
En concreto, despegó poco antes de las 6:00 de la tarde de este martes desde Luisiana, sobrevoló Virginia y Carolina del Norte, y aterrizó pasadas las 10 de la noche en Maryland.
Lo que más llamó la atención fue su señal de identificación: ORDER01, una designación inusual que encendió las alarmas en redes sociales.
El contexto no podría ser más inquietante. Israel ha lanzado ataques aéreos sobre instalaciones nucleares en Irán, alegando que busca impedir que la república islámica desarrolle armas atómicas.
En respuesta, Irán ha prometido represalias “irreparables” si EEUU decide intervenir.
En medio de este pulso bélico, Donald Trump, presidente de EEUU, dejó a entrever que su paciencia con Teherán “ya se ha agotado”, aunque se ha negado a confirmar si ordenará una ofensiva militar.

EL AVIÓN DEL JUICIO FINAL
El E-4B, apodado también como el “Pentágono volador”, no es un avión cualquiera.
Puede operar durante días sin aterrizar, está blindado contra pulsos electromagnéticos y cuenta con salas de conferencias, centros de mando y capacidad para más de 100 personas.
Su activación no es rutinaria: suele reservarse para simulacros de alto nivel o crisis reales. Por eso, su reciente vuelo ha sido interpretado por analistas como una señal de que Washington se está preparando para un posible escenario de guerra.
«El vuelo del E-4B es importante en este contexto, ya que a menudo anticipa grandes crisis políticas de alcance internacional», explicó Yago Rodríguez, director de ‘The Political Room’.
Mientras tanto, Trump ha intensificado su retórica. Desde la Casa Blanca, afirmó que Irán “sabe cómo encontrarlo” si desea negociar, pero también advirtió que cualquier ataque contra intereses estadounidenses será respondido “con dureza”.
La ambigüedad de sus declaraciones —“puede que lo haga, puede que no”— ha generado incertidumbre tanto entre aliados como adversarios.