La transición entre el verano y el otoño, conocida como “veroño”, puso en alerta a unas 36 millones de personas en diversas regiones de EEUU.
Este fenómeno climático se caracteriza por temperaturas inusualmente altas y precipitaciones intensas, creando condiciones extremas que afectan tanto a la salud pública como a la infraestructura.
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Las autoridades han emitido advertencias para que la población tome precauciones adicionales, especialmente en áreas propensas a inundaciones y olas de calor.
En la costa oeste, las temperaturas han alcanzado niveles récord, exacerbando los riesgos de incendios forestales y problemas de salud relacionados con el calor.
Los servicios de emergencia están en máxima alerta, y se han habilitado centros de refugio para aquellos que no tienen acceso a aire acondicionado.
En tanto, en el sur del país, las intensas lluvias han provocado inundaciones repentinas. Las mismas han afectado a comunidades enteras causando daños significativos a viviendas y carreteras.
Los expertos en meteorología atribuyen este fenómeno a los efectos del cambio climático, que está alterando los patrones tradicionales. La combinación de calor extremo y lluvias intensas es una señal de los desafíos, que se intensificarán en el futuro próximo, si no se toman medidas drásticas para mitigar el impacto ambiental.
Las autoridades instan a la población a mantenerse informada y seguir las recomendaciones de seguridad para minimizar los riesgos.
TEMPERATURAS EN EL OESTE DE EEUU
Un ejemplo, de este intenso calor que se experimenta en el Oeste de EEUU es Phoenix, en Arizona, donde llevan hasta 98 días con temperaturas de al menos 100°F (37.7°C) o más.