En Ione, California (EEUU), fueron asesinadas dos mujeres en la Prisión Estatal de Mule Creek mientras visitaban a sus parejas.
De acuerdo con medios locales, una de las mujeres, Stephanie Diane Dowells, de 62 años, fue encontrada inconsciente el pasado 13 de noviembre, durante una visita conyugal con su esposo, David Brinson, quien cumple cadena perpetua por múltiples homicidios.
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La autopsia confirmó que Dowells murió por estrangulamiento, clasificando su muerte como homicidio.
Este caso no es aislado. De hecho, en julio del mismo año, Tania Thomas, de 47 años, también fue asesinada en circunstancias similares mientras visitaba a su pareja en la misma prisión.
Ambos incidentes han puesto en el centro del debate los protocolos de seguridad en las visitas familiares dentro de las prisiones de California.
Estas visitas, que pueden durar hasta 40 horas en unidades privadas, están diseñadas para fomentar la rehabilitación y conexión familiar de los reclusos. Sin embargo, los recientes homicidios han generado cuestionamientos sobre la efectividad de estas medidas y la supervisión durante estos encuentros.
David Brinson, esposo de Dowells, utilizó el teléfono de la unidad de visitas para informar que su esposa se había desmayado. Aunque el personal penitenciario intentó reanimarla, la declararon muerta poco después.
En el caso de Tania Thomas, a su pareja, Anthony Curry, lo acusaron formalmente de asesinato. Sin embargo, no ha sido procesado.
Como era de esperarse, estos casos han generado preocupación sobre la seguridad de las visitas conyugales y la posibilidad de que los reclusos con antecedentes violentos puedan participar en estos programas.
La Oficina del Sheriff del Condado de Amador y el Departamento de Correccionales y Rehabilitación de California (CDCR) han iniciado investigaciones exhaustivas para esclarecer los hechos.
Hasta el momento, no se han presentado cargos formales en el caso de Dowells, lo que ha generado frustración entre los familiares y la comunidad.
