La empresa Realbotix, con sede en California, creó una sexy robot humanoide de 1,70 mts de altura, con la intención de que sirva como «compañera emocional» de sus dueños, lo que viene a revolucionar el mundo de los asistentes que usan inteligencia artificial.
Su nombre es Aria, y a diferencia de los asistentes virtuales sin forma que habitan nuestros dispositivos, ella tiene cuerpo, rostro intercambiable y una historia de origen que provoca tanto fascinación como controversia.
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A pesar de ser desarrollada por Realbotix, al venir de una derivación de la compañía Simulacra (célebre por fabricar las RealDolls, muñecas sexuales de lujo que dominaron ese mercado por varios años), Aria llega envuelta en una promesa nueva, no ser una muñeca sexual, sino una herramienta de apoyo «emocional».
A pesar de ser una robot humanoide bastante atractiva, su cuerpo no incluye genitales y, según sus creadores, no se diseñó con fines eróticos. Aun así, por el peso simbólico de la compañía se hace evidente, y en redes resaltaron, su imagen altamente sexualizada.
PUEDE MANTENER CONVERSACIONES DE LARGO ALIENTO
Pero Aria es mucho más que un maniquí sofisticado. Con cámaras instaladas en sus ojos, es capaz de reconocer objetos, analizar rostros y recordar datos de sus interlocutores para sostener diálogos cada vez más personalizados.
Su software, alimentado por inteligencia artificial, permite simular conversaciones de largo aliento y relaciones continuadas, lo que la ubica en una zona intermedia entre el acompañamiento digital y la afectividad programada, según lo reseñado por Infobae.
Su rostro está sujetado por imanes, lo que permite cambiarlo en segundos, y su cuerpo también puede desmontarse por partes, como si la relación con ella pudiera ser modular y adaptativa.
PRECIO CERCANO A LOS 200.000 DÓLARES
El precio de esta sofisticación no es simbólico. Quien quiera adquirir el modelo completo deberá desembolsar cerca de 175.000 dólares.
No obstante, existe una versión más accesible (una especie de busto parlante) que se puede adquirir por unos 12.000 dólares, y una edición “de viaje” que cabe en una maleta, que tiene un costo de $ 150.000.
A pesar de la intención de Realbotix de proyectar a Aria como una asistente, una aliada en la lucha contra la soledad o incluso una herramienta para el marketing y la hotelería, el diseño general de la figura continúa estando anclado a los patrones estéticos que marcaron su pasado.
Ese lastre le impide insertarse con naturalidad en otros entornos y refuerza las críticas sobre la persistente cosificación del cuerpo femenino en el desarrollo de tecnologías sociales.