El gato andino es uno de los felinos más escurridizos y amenazados del mundo. Se lo conoce como «el fantasma de Los Andes» porque es muy difícil de avistar y estudiar. Vive en la zona de la cordillera de Sudamérica, desde el norte de Perú hasta el centro de Chile y Argentina.
En los últimos años, se han logrado captar históricas imágenes de este felino gracias al uso de cámaras trampa instaladas en distintos parques nacionales y reservas naturales. Estos registros son muy valiosos para conocer más sobre su distribución, hábitat, comportamiento y estado de conservación.
Uno de los avistamientos más recientes ocurrió en el Parque Nacional Radal Siete Tazas, en la región del Maule, Chile. Allí, el 24 de diciembre de 2020, una cámara trampa captó a un gato andino a las 02:45 de la madrugada. Este hecho fue calificado como «inesperado, sorprendente e histórico» por los guardaparques, ya que se trata del registro más austral de la especie.
Otro encuentro cercano se produjo en la zona de Los Reyunos, Mendoza, Argentina. El 7 de agosto de 2021, un guía de turismo aventura logró fotografiar a un gato andino con una cámara profesional mientras el animal cazaba unos pájaros. El guía compartió las impactantes imágenes con las autoridades de Fauna y con la Alianza Gato Andino, una organización dedicada a la protección de este felino.
LO QUE DEBES SABER DEL GATO ANDINO
El gato andino es un felino de mediano tamaño, con un pelaje abundante y colorido que le permite camuflarse en su entorno. Se alimenta principalmente de roedores, aves y lagartijas. Se estima que su población total no supera los 2.500 individuos adultos y que está en decrecimiento debido a la pérdida y fragmentación de su hábitat, la caza furtiva y el conflicto con los pobladores locales.
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Por estas razones, el gato andino está clasificado como «en peligro» por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) y como «vulnerable» por la legislación nacional de Chile y Argentina. Su conservación es un desafío que requiere de la colaboración entre gobiernos, organizaciones, investigadores y comunidades, reseñó Infobae.
Es una especie emblemática de los ecosistemas andinos y un indicador de su salud. Su presencia revela la riqueza biológica y cultural de esta región. Su protección contribuye a la conservación de otras especies amenazadas que comparten su hábitat, como el cóndor andino, el huemul y la vicuña.
