Por María Laura García
Una pregunta que me he hecho muchas veces, es cómo hago para dejar de pensar lo que no deseo y me resta tranquilidad ¿Te pasa lo mismo? Entonces acompáñame en esta reflexión.
Los pensamientos negativos deberían ocuparnos sólo para deshacernos de ellos porque nos hacen perder energía más nos debilitan emocional y físicamente, porque constituyen una contaminación interna que debemos limpiar a toda costa para que la mente sea una herramienta verdaderamente eficiente. Una mente atribulada no puede funcionar jamás de forma óptima.
Ahora bien, lo peor del panorama que dan pie estos pensamientos caóticos es que muchas veces no somos conscientes de que en efecto lo son y los creemos reales dejando que nos arruinen el día a día.
Cuando la mente se convierte en nuestro problema…
Esto es un hecho, cuando no podemos controlarlos y llegan a tal nivel que, no nos permiten pensar con claridad o mantenernos en paz, llenándonos de ansiedad, nerviosismo, nos impiden concentrarnos, en síntesis, nos roban la calma.
Esta clase de pensamientos negativos son llamados pensamientos intrusivos y como escribí, son capaces de perturbar la mente cuando se piensa constantemente en ellos. Son pensamientos inútiles, disfuncionales y desagradables que aparecen de manera recurrente.
Algo importante a considerar es que los pensamientos intrusivos nunca son buscados de forma conscientes y tienen la capacidad de convertirse en el centro de todo si no trabajamos en ellos, porque nos alejan de la realidad que nos rodea.
Los pensamientos intrusivos pueden ser diversos: un problema que viene una y otra vez, pensar que algo pendiente te saldrá mal repetitivamente, cuando sabes que no hay razones para pensar así, asumir que determinadas personas te rechazan sin tener prueba de ello o, por ejemplo, si te encuentras en un piso bastante alto de un edificio y entra en tu cabeza la idea de saltar por la ventana. Esta clase de ideas desagradables, dada su naturaleza negativa, nos aturden y nos causan mucho disconfort.
Algunas personas terminan admitiendo su ansiedad y buscan ayuda especializada, decisión que me parece la más coherente cuando solos no podemos conseguir el camino para deshacernos de ellos.
Ahora bien, es importante señalar que, si bien se relacionan con la ansiedad, no siempre deben ser tomados como un síntoma de esta patología, o de otras como la depresión o el TOC.
Mi opinión sobre cómo ganarles la batalla…
Fundamentalmente el poder desaparecerlos dependerá de la importancia que les demos a estos pensamientos repetitivos que son negativos. Sé que, cuando nos impactan emocionalmente por lo “feos” que son, es complicado no darles valor, pero allí esta la clave de nuestro éxito, es decir, debemos restarle importancia, mediante el raciocinio. Por ello, en todo momento asume que el hecho de pensar algo no implica que necesariamente tenga que pasar.
Los pensamientos negativos son repetitivos y perturbadores, incluso aunque intentes evadirlos, por tanto, ríete de ellos, y piensa que son pura mentira barata. Porque estoy segura que un 99% de los casos es así.
Otra cosa que hago, es distraerme no tratando de poner la mente en blanco, sino haciendo cosas, como leer, ver TV, hablar con otros, haciendo ejercicios. Pero cuidado, tampoco debes ocuparte tanto al punto de estresarte, pues esto empeora el problema, ya que les da más fuerza a los pensamientos intrusivos.
Un error frecuente que cometemos ante los pensamientos repetitivos es llegar a creer que pueden convertirse en realidad, como ya te escribí, el primer paso para acabarlos es asumir que son MENTIRA, porque no representan necesariamente nuestros deseos y mucho menos nuestra realidad.
Enfócate lo más que puedas en solo pensar en lo que estás haciendo y debes hacer: mindfulness.
Además, utiliza afirmaciones positivas sobre ti mismo que te ayuden a quitar el peso que representa en tu mente los pensamientos desagradables.
Es bueno tenerlo muy claro … ¡Consecuencias de sufrir estos pensamientos!
Los pensamientos desagradables que nos sobrevienen de manera espontánea y sin desearlos producen sensación de impotencia e incapacidad, ansiedad, problemas de autoestima, tristeza, bajo rendimiento en cualquier área, insomnio, preocupación crónica, paralización y angustia.
Ahora bien, es imposible controlar los pensamientos en todo momento, por lo cual no debes tomarlos demasiado en serio en todas las situaciones. Obsesionarse con ellos puede ser nocivo para tu salud mental, así que, si le restas valor pueden desaparecer de la misma forma espontánea en la que surgieron. Cuanto más tiempo y atención inviertas en tus pensamientos más fácilmente reaparecerán.
Por consiguiente, considera que tus pensamientos son tu elección. Son una invitación que puedes aceptar o rechazar. Cada pensamiento conlleva una emoción y con ello, una manera particular de vivir tu realidad. Así que esta en tus manos cambiar o no esa, tu realidad.
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