Por María Laura García
Es increíble como la agresividad pasiva se ha vuelto una forma habitual de comunicación o relacionamiento hoy día, y, pareciera que el mundo de las redes sociales lo exacerba. Y para aquellos que, como para mí, la confrontación no es el camino porque nos resulta aterradora o innecesaria, sobre todo si nos encanta mantener nuestras relaciones humanas en un buen nivel, en un plano inteligente para que éstas sean positivas y constructivas, muchas veces ignoramos este tipo de conducta agresivo pasivas, las dejamos pasar, pero a costa de lo que es nuestra salud física y emocional. Y esto, NO está bien.
En este momento de mi vida, tengo que aceptar, que son varios los que me rodean que se manejan en esta mala vibra, y vaya este escrito para que, al leerlo, sé que algunos lo harán, se sientan identificados y entiendan lo tóxicos más lo dañinos que pueden ser. Ahora bien, quiero aclarar, que los que pierden, son estos personajes, porque en esta vida el que maltrata no se despide del mundo ileso.
Y debo recalcar, que las personas pasivo-agresivas saben o identifican cuando los que tienen al frente son tranquilas o maduros como para enfrentárseles, y por ello utilizan esto a su favor y se afincan en su contra.
Incluso, a veces, concienzudamente seleccionan a sus “víctimas” porque saben que éstas no se atreverán a desenmascararlos o responder a su ira interior, que suelen esconder, pero al mismo tiempo vomitar detrás de sus silencios calculados, palabras o actitudes llenas de sarcasmos.
Te suenan familiares ese tipo de comentarios y comportamientos que provienen por lo general de personas que, rehúyen al conflicto directo, pero atacan sigilosamente, nunca de frente, cuando se sienten amenazados, porque son incapaces de expresar ciertos sentimientos frontalmente. Los pasivo agresivos son aparentemente arrogantes, pero son cobardes para exteriorizar lo que piensan realmente, esto da lugar a actitudes violentas pero disimuladas que generan incomodidad en sus víctimas. ¿Por qué lo hacen? Este comportamiento se debe, entre otras cosas, a la falta de autoestima y a dificultades para crear vínculos sanos.
Por ejemplo, imagínate que sales a comprar un regalo para la abuela, porque nadie en tu casa tomó la iniciativa de hacerlo y cuando llegas, aparece ese alguien que dice: _ “Hubieses podido escoger algo mejor”. ¿Por qué este ser no intervino y te acompañó a hacer la tarea? o ¿Por qué no dice qué regalo pudo haber estado mejor? Nadie tiene la capacidad de adivinar lo que le ocurre o pasa dentro de otro, por ello, sin duda, la indiferencia y el sarcasmo pueden minar la salud mental de cualquiera.
Ojo, los ejemplos de conductas agresivas pasivas pueden ser miles, sean fuertes o banales. Este tipo de personas, otro ejemplo, pueden decirte que se les olvidó por completo que habían quedado en algo contigo (cuando de hecho lo hicieron) y embarcarte intencionalmente, e incluso, es normal que demuestren rechazo a las figuras de autoridad o envidia hacia personas con más éxito que ellos.
Tienden a victimizarse, les preguntas ¿Qué te pasa? Y te dicen, “Nada, tú sabrás”. Aplican el silencio, la indiferencia o la “ley del hielo” y ésta es su “dinámica” preferida para sacar de quicio al que desean incomodar sin enfrentar.
Ahora bien, ¿El colmo? Se pueden mostrar fácilmente iracundos, enfadados u hostiles ante las circunstancias o situaciones que generan su propia pasividad o su decisión maluca de no hacer nada. Ej.; le pides un favor al agresivo pasivo que tienes al lado, y en lugar de negarse, porque no pueden o simplemente no quieren, te hacen el favor para luego sacártelo en cara, reprochártelo, o para quejarse de que tu eres un inútil porque no puedes encargarte si molestar a otros. No era más fácil, decirte que NO.
Los agresivos pasivos, suelen ser intransigentes y no respetar las opiniones ajenas y practican permanentemente el conflicto, haciendo de sus relaciones personales un infierno ¿Te suena familiar?
Este tipo de actitudes crean un clima bastante tenso e incómodo, por eso es crucial mantenerse en calma para no empeorarlo, porque estos “personajes” son de los que tiran la piedra y esconden la mano, porque sus comentarios buscan de forma solapada o con disimulo la confrontación y seguir este juego macabro es un gran error. Encárgate del personaje con buen humor o siendo calmadamente directo, pero debes hacerle saber que notaste su intención o realidad oculta.
También, puedes valerte de conversaciones sin importancia para quitarle tensión al asunto y luego preguntar sobre cuál es su problema. Esto puede ayudarte a darle solución al asunto más dejar en evidencia al problemático en cuestión. Es probable que no nos conteste, pero al menos dejarás claro que lo que siente te afecta y te importa. Por último, con asertividad, trata de establecer límites con esa persona para que, en la medida de lo posible, no adopte este tipo de conductas contigo.
Advertencia…
Ten en cuenta si eres de los que rechaza el conflicto, que si no enfrentas al pasivo-agresivo, éste terminará creando una tela de araña que te afectará a ti y a todo tu entorno. Una “confrontación positiva” puede romper ese círculo vicioso de manipulación. Se trata de decidir no aceptar en silencio el comportamiento pasivo agresivo de nadie, porque ello solo camufla la ira, el rencor, la rabia o incluso el odio que se encuentra en el corazón de los “agresivos calladitos”, que buscan comportarse de manera “políticamente correcta”, aunque en realidad se trate de una forma abusiva en la cual el “victimario camuflajeado” se comporta intencionalmente de manera elusiva, ambigua y evasiva.
El agresivo pasivo es muy dañino, porque como te dije, aumenta el riesgo, en los aquellos que le rodean, de sufrir todo tipo de enfermedades relacionadas con el estrés. Varios estudios han encontrado una relación del estilo de afrontamiento pasivo-agresivo con un mayor riesgo de padecer trastornos de personalidad y sufrir infartos o ictus.
Leí lo siguiente: “En muchos casos, la persona desarrolla un estilo pasivo-agresivo porque no sabe relacionarse de otra manera. Sabe que la agresividad no está bien vista a nivel social, pero tampoco sabe canalizar asertivamente y de forma madura sus emociones negativas y por eso las camufla con la ironía, indiferencia, con acciones negativas escondiendo su rabia y frustraciones.
Estas personas deben ir con urgencia a un especialista para hacer terapia, porque lamentablemente el comportamiento pasivo-agresivo no le resuelve ningún problema al que lo practica, al contrario, solo le crea más conflictos, pues en primer lugar no le sirve para canalizar lo que le aqueja emocionalmente; más en segundo lugar, esas actitudes furtivas reprimen sus verdaderos sentimientos, por lo que representan verdaderas “bombas de tiempo” para sí mismos y los demás.
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