Por María Laura García
Si, no es sencillo, pero tienen razón aquellos que dicen, que “La Actitud” lo define TODO.
Ante un tiempo lluvioso como el de esta semana que pasó, ante unas circunstancias duras que vaya en Venezuela tenemos desde hace muchos años, nuestra decisión de sonreír y tener el corazón de fiesta, puede preservar nuestra salud y por una buena vibra mental dirigir nuestra vida en dirección a lo mejor.
Este refrán, “A mal tiempo buena cara”, atribuido a Benjamín Franklin (eso leí, mas no estoy segura de ello), considerado uno de los padres fundadores de los Estados Unidos, nos hace analizar lo breve de la vida por lo cual se hace esencial, aprovechar el tiempo y vivir plenamente, entendiendo que sin una “actitud positiva” esto no es posible. Nuestra FE y confianza determinará nuestra paz emocional, alegría y amor por la vida. Si llueve sonríe y procura seguir adelante.
“A mal tiempo buena cara” … es, sin dudas, una frase llena de optimismo y esperanza más constituye un poderoso mensaje que invita a no desanimarnos o desmoralizarnos en los momentos difíciles porque con una “actitud sana” es posible transformar las desdichas y los obstáculos en infinitas oportunidades. Desde la serenidad se piensa, se decide y se actúa mejor.
¡Lo sabes y no lo aplicas!
Que este mensaje te sirva de motivación ante la adversidad para evitar que tu ánimo decaiga porque con una buena actitud puedas aprovechar tus mejores herramientas emocionales para sortear las tormentas. Si no balanceas tu emoción o tranquilizas y desde esa calma accionas, es más factible tomar decisiones desacertadas. Respirando y con cabeza fría, es posible transformar las desdichas en infinitas oportunidades para intentar ser felices.
«Al mal tiempo, buena cara» encierra un poderoso mensaje optimista implícito que recomienda mantener el temple y no desanimarse cuando surgen problemas inesperados o situaciones adversas porque, aunque no se pueda cambiar, nosotros si podemos mejorar nuestra disposición para aceptar y afrontar las dificultades con una mirada confiada, pensando que todo saldrá bien porque ese problema superado nos regalará seguramente aprendizaje y experiencia.
Ten presente que, frente a las adversidades, debemos centrar nuestras energías en buscar una solución y no dejarse dominar por el malestar, los pensamientos rumiantes y las lamentaciones que es lo hacen muchos. La emoción es enemiga muchas veces de la racionalidad e incluso nubla la magia de la intuición. Es mas la emoción, buena o mala si es intensa, nos lleva a precipitarnos.
Ciertamente no controlamos la vida, pero lo que si podemos aprender a ajustar o balancear son nuestras reacciones y sin duda, la mejor manera de reaccionar es desde el optimismo o con buena disposición, ante aquello que no podemos cambiar.
Finalmente, nuestra disposición o mirada, positiva o negativa, afectará directamente nuestro bienestar físico y mental; y determinará cuan acertadas o no serán nuestras decisiones.
¿Te animas? Ponte el mejor traje de luces que es tu sonrisa y exprime la vida.
El poder de la sonrisa…
Sonreír es una poderosa herramienta para hacer frente a la adversidad, porque mejora nuestra calidad de vida y ayuda a “conectar” con los demás, haciendo más accesibles recursos que son útiles para vivir.
Si ríes, el mundo te sonreirá, no es sólo un refrán, está demostrado científicamente que casi todos reaccionan de forma más positiva, cuando les sonríes al hablarles, ya sea porque te ayudarán o consolarán, o establecerán una buena relación contigo, porque la risa abre muchas puertas hacia el crecimiento personal.
En momentos estresantes, sonreír pueden ayudar a “mitigar” emociones negativas, distrayéndote y generándote tranquilidad.
Los que rememoran y ríen mientras lo hacen, incluso cuando están haciendo referencia a pérdidas, manejan mejor sus carencias y experimentan más placer en la vida, menos enfado y relaciones más positivas con los demás, como si la risa los ayudara a “disociarse” de su aflicción. Además, muchos estudios han constatado que la risa puede reducir las hormonas del estrés y aumentar las hormonas beneficiosas.
Sonreír, aunque sea con una sonrisa poco sincera como, por ejemplo, la de “no quiero posar para esta foto”, originan una leve sensación de bienestar y permite que surjan una serie de recursos positivos que nos permitirán arreglárnoslas mejor en la vida y en nuestras relaciones, con niveles más bajos de ansiedad y la angustia.
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