El menor de edad que le quitó la vida a Miguel Uribe Turbay, tras dispararle el pasado 7 de junio, recordó el mal presentimiento que tuvo luego de una conversación con alias ‘El Caleño’, previo al magnicidio, según el testimonio que brindó ante la justicia colombiana.
Según la confesión, a la que accedió Semana, el adolescente dijo que ‘El Caleño’ le pidió que se «alistara y estuviera bien presentado para una vuelta» que debía hacer el sábado 7 de junio. «Yo lo llamo y le mando una moto para que usted llegue allá (…) Entonces necesito que vaya formal, sin las perforaciones, bien peinadito, ¿listo?», dice su declaración.
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El Caleño no le dijo lo que tenía que hacer, a qué lugar tenía que ir y por qué tanto misterio referente a la situación.
«Antes de salir, me dice que borre las conversaciones, pero yo ya ahí sentí algo raro porque él nunca me pedía que borrara las conversaciones, entonces yo les tomé captura de pantalla. Me hizo una videollamada y me dijo que borrara las cosas delante de él. Me hizo compartir la pantalla y ver que borraba las cosas. Me hizo borrar las llamadas que habíamos tenido», apuntó.
Cuando salió de su casa, una moto lo recogió. «Recibí una llamada por minutos de un hombre y me dijo: ‘Yo soy el del trabajo’. Yo le dije: ‘Listo, manito. ¿Qué toca hacer? Porque yo quedé acá’. Me dijo: ‘Toca que llegue al parque El Golfito’. Yo le dije: ‘¿Y eso dónde queda?’. Él me dijo que le preguntara a la gente», contó el asesino de Uribe Turbay.
NUEVAS INSTRUCCIONES
Se trataba de un parque, donde debía esperar nuevas instrucciones de El Caleño. «Me salí de nuevo al parque y el tipo me llama nuevamente, pero por WhatsApp, no recuerdo el número, pero empezaba por +16, o sea que no es número de Colombia. Me llamó por videollamada y me dijo: ‘Manito, ya vamos llegando. Todo bien que ya vamos llegando’. Yo en la videollamada vi que era un man con gafas Cartier, todo tatuado y tenía como líneas, como un diseño en el peinado», describió.
Todo esto aumentó sus dudas: «Entonces, yo ahí ya estaba pensando que había algo raro porque me llamaba una persona externa que yo nunca había visto (…) Cuando yo iba como por la mitad del parque, me dijo: ‘Manito, para no dar tanta boleta, cuelgue la llamada y llega que estoy a la vuelta en un carro negro’».
El hombre, al que no había visto nunca, estaba esperándolo en una esquina y le dijo que entrara a un vehículo Chevrolet Spark.
ENCARGO DE ASESINATO
A los pocos minutos, llegó el mismo hombre junto a una mujer que llevaba un vestido rosa. «El man me dice: ‘Bueno, manito, ya sabe qué hacer’. Yo le dije: ‘No, a mí el Caleño no me dijo qué’».
Fue allí cuando recibió el encargo de asesinato de Uribe Turbay: «‘Pille, toca acostar a este man’ y me mostró una foto en un teléfono. Mientras que él me mostraba la foto, la mujer se sacó el arma y, como de la cintura del proveedor, lo sacó del bolso rosado (sic)».
Mientras recibía indicaciones, el joven afirmaba que no tenía ni idea de que ese era el «trabajo». «A mí el Caleño no me dijo que tocaba hacer ese tipo de vuelta. Y el man me dice: ‘Pero usted ya no se puede retractar, a menos que quiera que su familia esté en riesgo y usted también (…) Usted sabe, me toca callarlo’», añadió.
Con esa amenaza el hombre, identificado luego como Élder José Arteaga, alias el Costeño o Chipi, giró las instrucciones para que disparara el arma. «Me mostró de nuevo la foto y me dijo que toca acostar a este man, esta es el arma que se le va a dar, ¿usted la quiere en ráfaga o tiro a tiro?», sumó.
«PÉGUELE SIETE SEIS O SIETE DISPAROS»
Posteriormente, Chipi le dijo al menor de edad que quería que le descargara «todo el proveedor» a Uribe Turbay. «Para eso tiene harta munición», le advirtió mientras le mostraba el lugar donde quería que le disparara: «Detrás del cuello».
«Yo le dije: ‘Máximo le pego dos tiros y me voy’. Él me dijo: ‘No. Yo quiero que le pegue de seis a siete tiros o mínimo cuatro’». En su vuelta al parque, mientras esperaba las indicaciones, el joven había notado presencia policial.
Frente a esta preocupación, Chipi le dijo: «De todas maneras, esté tranquilo porque la Policía ya está toda comprada y tiene cinco minutos para salir del lugar. Ellos se van a hacer los bobos como cinco minutos y usted tiene que correr, montarse a la moto y salir».
Mientras el menor procesaba la información, el hombre tatuado llamó a otro, con acento paisa, para preguntarle por el uso del arma. La persona en línea, todavía por identificar, le dijo que quería que le «pegara los tiros en la cabeza y la espalda».
«El de la llamada dijo: ‘Ya sabe, manito, no quiero fallas y colgó’», agregó. El hombre de los tatuajes le dio las últimas indicaciones, pidiéndole que se quitara todas las joyas, relojes y que dejara su teléfono celular. «Ya todo está preparado».
¿QUÉ PASÓ CON LOS ESCOLTAS?
El joven victimario de Uribe Turbay señaló que, antes de salir del vehículo, escuchó una charla entre Chipi y el conductor. Este último afirmó que todo estaba listo. «La Firma y el conductor hablaron que ya todo estaba comprado, que los escoltas del que había que matar ya estaban informados», acuñó.
El joven escuchó que, además de los policías, había tres escoltas en el parque. Sin embargo, no le dio las ubicaciones ni las señas para identificarlos.
«Chipi me dijo y me señaló las ubicaciones de los tombos y los escoltas, y observa que estaban ubicados dos tombos en la esquina de la Oxxo. Otro tombo en la otra esquina, y dentro del público había otro tombo, y dos motorizados. En modo particular, los escoltas de él los señaló: uno detrás de él, otro custodiando y otro al frente (…) Esto los observa a unos 40 metros, de acuerdo con lo que me señalaba Chipi, me dijo que se van a hacer los bobos cinco minutos y después me iban a perseguir y que ya todo estaba hablado», describió el menor en lo que fue un escalofriante relato que se convirtió ahora en la crónica del magnicidio.