Miriam Villarreal es uno de los tantos familiares que suplica por una ayuda regional para dar con el paradero de sus seres queridos, luego que el 21 de octubre pasado perdiera contacto con ellos cuando partieron desde la isla de San Andrés en Colombia a Corn Island, Nicaragua, una ruta marina empleada por los migrantes venezolanos que buscan llegar a Estados Unidos.
«Mi hija es todo para mí. Estaba próxima a graduarse y le pasa esto por culpa de esos delincuentes», narró entre lágrimas Villarreal a Voz de América. Al unísono, mostraba fotos de sus cinco allegados, entre ellos su hija de 30 años que estaba embarazada, su yerno y un nieto de 10 años.
La mujer teme que sus parientes estén en cautiverio o cayeran en las garras de las redes de tráfico de personas. Adicionalmente, está latente la probabilidad de que la embarcación haya naufragado.
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La ruta marítima San Andrés-Corn Island es una alternativa a la peligrosa selva del Darién para aquellos migrantes que buscan arribar a Estados Unidos.
Dilibeth Guevara también desconoce el paradero de su hermana de 32 años y sus sobrinos, uno de 13 años y otro de solo nueve meses. Asimismo, Creulbys Guerra es otra familiar que sufre al no tener información de su hermana, sobrino y cuñado.
Cada uno de ellos abordó la misma lancha que operaban coyotes o grupos irregulares que a cada migrante cobraron entre 700 y 1.250 dólares.
Es por tal razón que piden al Gobierno de Nicolás Maduro una investigación regional con la participación de Colombia y Nicaragua y así dar con el paradero de ellos. Entre los 40 desaparecidos, hay 13 menores de edad.
ESCEPTICISMO SOBRE LA TEORÍA DEL NAUFRAGIO
Guevara relató que en Colombia les han «vendido» la teoría de que fue un naufragio, pero a su juicio «es falso». «Están secuestrados o en cautiverio», sostiene.
Como ella, el resto de las familias no duda de ello. Por tal razón, la hipótesis que creen más viable es la del cautiverio o tráfico de migrantes.
«El naufragio te deja elementos como cuerpos, bolso, cualquier tipo de rastro. Hasta el momento no hemos conseguido rastro, solo ocho pasaportes que aparecieron en Costa Rica», sumó.