Una historia de violencia de género ha consternado a Canadá por la forma en la que una mujer se sintió completamente indefensa ante las amenazas de muerte de su pareja.
Todo comenzó cuando lo conoció en una aplicación de citas. Kevin Evans se mostró como el hombre perfecto, atento, cariñoso y con la aparente intención de “sentar cabeza”. Pero detrás de esa fachada, se escondía una personalidad violenta, controladora y profundamente peligrosa.
Jessica, una mujer canadiense que tenía 44 años al momento de iniciar la relación, atravesaba una etapa de reconstrucción personal tras una crisis. “Me sentía mal conmigo misma, pero este hombre maravilloso me hizo sentir querida y necesitada”, contó.
Pronto, las señales de alerta comenzaron a aparecer. Evans, nueve años menor, se volvió celoso, desconfiado y obsesivo. “Me acusaba de hablar con otros hombres, me revisaba el teléfono y me llamaba todo el día. Si no le respondía, se ponía como loco”, relató Jessica.
En una salida, Jessica conversó con un desconocido y al volver a casa, Evans la confrontó y la atacó. “De repente, me agarró del cuello con las dos manos y apretó. Pensé que me iba a matar”. Aunque él luego se disculpó y prometió cambiar, los episodios de agresión se repitieron y se agravaron.
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Evans la golpeó, la estranguló y la amenazó de muerte en reiteradas ocasiones. Jessica terminó hospitalizada dos veces y comenzó a registrar sus heridas. “Si me mataba, quería que alguien supiera lo que había pasado”, explicó.
Uno de los ataques más brutales ocurrió durante un momento íntimo, luego de que Jessica hiciera una broma sobre el tamaño del pene de Evans. “De repente, sentí un dolor insoportable en el pecho y los costados. Me había pegado en las costillas con los puños”, contó. En el hospital le diagnosticaron tres costillas fracturadas.
A pesar del horror, Jessica permaneció en la relación, convencida de que intentar dejarlo podía costarle la vida. “Me decía que si lo dejaba, me iba a matar. Yo le creía”, confesó.
La relación terminó cuando Evans se mudó a otra ciudad con una nueva pareja. Al enterarse de que esa mujer también había sufrido violencia, Jessica decidió denunciarlo. Otras dos exparejas, Jennifer y Stephanie, también lo acusaron por agresiones similares.
Finalmente detuvieron a Evans y empezó un proceso legal en su contra por golpear, estrangular y amenazar a las tres mujeres. Sin embargo, el sistema judicial determinó que, como los hechos contra Jessica ocurrieron antes que los otros, debía ser considerado un “primer ofensor”. El resultado fue una condena de un año, libertad bajo condiciones específicas.
«LA JUSTICIA NOS FALLÓ»
Jessica expresó su decepción tras el veredicto, ya que esperaba una sentencia aún mayor. “Kevin merecía una larga condena en prisión por lo que nos hizo a mí y a las otras mujeres. La policía hizo un gran trabajo, pero los tribunales nos fallaron”, dijo tras la audiencia.
“Nada se compara con el miedo de pensar que vas a morir en manos de la persona que amas”, declaró ante el tribunal. “Estrangular debería ser considerado intento de homicidio. Las penas tienen que ser más duras”.
«Después de ver cómo la Justicia le dio una palmada en la mano a un abusador serial, ¿Quién va a querer pasar por esto?», cuestionó.
Actualmente, Kevin Evans está en libertad bajo la condición de no acercarse a Jessica y asistir a terapia. “Tuvo suerte de que ninguna de nosotras muriera”, sentenció ella.