El líder de la oposición, Edmundo González, aseguró que tras 12 meses en el exilio ha podido tejer acciones, encuentros y tomar decisiones que hoy marcan la circunstancia que se atraviesa en Venezuela.
«Lo que entonces se veía como una salida forzada se convirtió en una misión que ha tenido consecuencias visibles», indicó.
No obstante, destacó que ha sufrido graves represalias en su contra. «Mi yerno Rafael fue secuestrado en Venezuela por cuerpos de seguridad del Estado, y ayer domingo se cumplieron ocho meses desde aquel día. Su caso se ha mantenido como una desaparición forzosa, lo que ha hecho aún más dura la espera. La distancia no me ha permitido estar con mi hija en Caracas ni acompañar a mis nietos en estos 12 meses. Ellos han cumplido años, han pasado de grado, han seguido creciendo con la ausencia de su padre y también con la mía. Esas ausencias son las que más pesan en el exilio porque no hay avión ni reunión que las compense».
«Desde el primer momento España me acogió con respeto. Recuerdo la reunión inicial con el presidente Pedro Sánchez en La Moncloa. Fue directo en sus palabras: me dijo que en su país yo era un hombre libre; libre de hablar, de andar, de reunirme. Ese mensaje –y otros que quedaron en aquella conversación y que algún día habrá que contar– me han acompañado durante todo este año», dijo durante un artículo publicado en El Mundo.

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«Este periplo no se trata de mí, no se trata de Edmundo: se trata de cada uno de esos votos que representan una confianza que no se puede traicionar y que se mantiene viva incluso en la distancia. No se han protegido únicamente las actas –que están resguardadas en bóvedas seguras en Panamá–; también se ha protegido a la persona que encarna la legitimidad de esa elección. Y esa protección, que comenzó con un avión militar de otro país, tiene un sentido profundamente político y moral», acotó.
Asimismo, rindió cuentas de algunas de las gestiones que ha llevado a cabo desde el exilio. «He llevado la voz del pueblo venezolano a parlamentos europeos, a cancillerías y organismos internacionales. He dialogado con presidentes, líderes políticos y sociales, con comunidades venezolanas en distintas ciudades y con medios de comunicación que amplifican la verdad de nuestra causa».
Para González cada encuentro busca «mantener viva la legitimidad democrática, sensibilizar sobre la tragedia venezolana y sumar aliados a la lucha por el retorno de la libertad».
«En cada espacio de recibimiento he denunciado los desmanes del régimen y hemos presentado informes de incidencia que dejan constancia de lo que ocurre, impiden que la verdad de Venezuela sea ignorada e invitan a reflexionar sobre el costo de sostener vínculos con quienes violan derechos humanos. En lo privado, además, pasan más cosas que en lo público», añadió.
RELACIÓN CON MARÍA CORINA MACHADO
Por otra parte, Edmundo González destacó la dupla de trabajo que ha hecho con la líder opositora María Corina Machado. «Este año, además, nos ha dado más organización. Cada acción contra la voluntad popular hemos sabido contrarrestarla, demostrando que la legitimidad no se rinde ni se abandona. Lejos de debilitarnos, hemos profundizado la confianza dentro del equipo, asumiendo cada quien el rol que le corresponde. María Corina y yo hacemos buen equipo. Juntos nos hemos preparado para la transición porque la responsabilidad de encarnar un mandato democrático no admite improvisaciones. Este año nos ha permitido darle orden al plan».

«Como en las misiones diplomáticas que cumplí en el pasado, este tiempo ha sido transitorio pero orientado a un objetivo concreto. La diferencia es que ahora no represento a un Estado, sino a un país de ciudadanos que me dieron su confianza. Esa confianza también se expresó en la Plataforma Unitaria, en amigos, en dirigentes políticos de distintas tendencias y en el liderazgo de María Corina y su equipo, que vieron en mí no solo una responsabilidad, sino valores en los que podían apoyarse. En aquel momento hubo consenso porque se entendía que la ruta no era la de las aspiraciones personales, sino la del pueblo que exigía un cambio democrático, como quedó evidenciado el 28 de julio», explicó.
«No defiendo un cargo ni un nombre; defiendo un mandato legítimo que pertenece al pueblo venezolano. Ese mandato no se ha quebrado a pesar de la persecución. Cada día de exilio ha servido para fortalecerlo y para preparar el regreso. Cuando llegue ese momento, Venezuela sabrá que la dupla, María Corina y yo, acompañados por muchas personas que conforman un equipo y un país, nunca dejamos de trabajar por su libertad y por la legitimidad que le dio sentido a esta lucha», concluyó.