En una declaración inesperada durante su vuelo hacia Tokio, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, reveló este lunes, 27 de octubre, que se sometió a una resonancia magnética el pasado 10 del mismo mes en el Centro Médico Militar Nacional Walter Reed.
«Sí, me hice una resonancia magnética. Fue perfecta», dijo el presidente de 79 años a los periodistas durante su vuelo a Tokio, de acuerdo con lo reseñado por medios estadounidenses e internacionales.
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Este examen formó parte de su segundo chequeo médico en lo que va de 2025, una práctica poco común entre mandatarios estadounidenses, quienes tradicionalmente se someten a una sola evaluación anual.
Sin embargo, Trump aseguró que compartió los informes completos con su equipo médico. Sostuvo que “nadie” ha entregado resultados como lo ha hecho él durante su mandato.
“Si pensara que no iban a salir bien también lo diría. No lo ocultaría. Haría algo al respecto. Pero el doctor dijo que son algunos de los mejores informes para mi edad, algunos de los mejores que ha visto”, aseguró el presidente estadounidense.

UN MENSAJE PARA LOS DEMÓCRATAS
Trump también reveló que se realizó una evaluación cognitiva, insinuando que ciertos legisladores demócratas deberían someterse a pruebas equivalentes.
“Hazle (a la representante por Nueva York Alexandria Ocasio-Cortez) una prueba de inteligencia. Haz que apruebe, por ejemplo, los exámenes que decidí hacer cuando estaba en (el Centro Médico Militar Nacional) Walter Reed. Son muy difíciles. En cierto modo, son pruebas de aptitud”, señaló.
SEGUNDA EVALUACIÓN DEL AÑO
Esta es la primera vez que el republicano comentó sobre sus exámenes médicos, del cual el primero la Casa Blanca lo calificó entonces como un chequeo anual de rutina.
«Trump se mantiene en un estado de salud excepcional, mostrando un sólido rendimiento cardiovascular, pulmonar, neurológico y físico», declaró en su momento Sean Barbabella, médico de Trump.
No obstante, la nueva revisión médica despertó interrogantes sobre su estado de salud, ya que se llevó a cabo apenas seis meses después del único examen exhaustivo que los presidentes estadounidenses suelen realizar cada año.
El chequeo médico de abril marcó el primero desde el regreso de Trump a la presidencia, tras asumir el cargo en enero como el mandatario de mayor edad en la historia de Estados Unidos.
Meses después, en julio, la Casa Blanca informó que el presidente padecía insuficiencia venosa crónica, una condición que le ocasionaba inflamación en las piernas y hematomas visibles en una de sus manos. La revelación se produjo luego de que circularan imágenes en las que se apreciaban sus tobillos hinchados y lo que parecía ser maquillaje cubriendo la zona afectada.

