El presidente de EEUU, Donald Trump, firmó una orden ejecutiva que impone un arancel del 50 % a todos los productos provenientes de Brasil.
De acuerdo con medios como CNN, la medida, que entrará en vigor el 1 de agosto, fue presentada como una respuesta directa a lo que Washington considera una “persecución política” contra el expresidente brasileño Jair Bolsonaro y sus seguidores.
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La Casa Blanca argumentó que estas acciones del gobierno del presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, constituyen una amenaza a la seguridad nacional y derechos fundamentales de los ciudadanos estadounidenses.
El decreto no solo eleva las tensiones diplomáticas, sino que también marca un giro radical en la política comercial entre dos de las economías más grandes del continente.
Brasil, que exporta productos clave como acero, carne y tecnología a EEUU, enfrenta ahora una barrera arancelaria sin precedentes. Trump justificó la medida como parte de su política “America First”, alegando que empresas estadounidenses han sido coaccionadas por el gobierno brasileño para censurar contenido político y entregar datos confidenciales.
Desde Brasil, la reacción fue inmediata. Lula calificó la decisión como “intimidatoria” y reafirmó que su país no se dejará someter por presiones externas.
Como consecuencia, el real brasileño cayó más del 2 % frente al dólar tras el anuncio, y se convocaron reuniones de emergencia en el Palacio de Planalto.
Además, el gobierno brasileño evalúa acudir a la Organización Mundial del Comercio (OMC) y aplicar medidas recíprocas que podrían afectar sectores estratégicos como el agroindustrial y el tecnológico.
Vale destacar, que este conflicto se produce en un contexto geopolítico tenso, tras la reciente cumbre de los BRICS en Río de Janeiro, donde Brasil criticó abiertamente las políticas arancelarias de EEUU.