En un país tan vasto y diverso como EEUU, elegir dónde establecerse implica mucho más que un clima agradable u oportunidades laborales, sino también evitar ser vulnerables a desastres naturales.
Un nuevo análisis del Índice de Riesgo Nacional, de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA, por sus siglas en inglés), reveló un mapa inquietante de EEUU. Algunas regiones están marcadas por una alta exposición a huracanes, terremotos, inundaciones y otros fenómenos extremos, mientras que otras parecen casi inmunes.
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Es por ello, que esta herramienta, que combina datos históricos, variables sociales y resiliencia comunitaria, se ha convertido en una brújula para quienes buscan seguridad ante desastres naturales.
En concreto, California, Florida, Luisiana y Texas encabezan la lista de los estados más expuestos. Su ubicación costera y actividad sísmica los convierten en epicentros de huracanes, incendios forestales y terremotos.
Ciudades como Los Ángeles, Miami, Nueva Orleans y Houston figuran entre las más vulnerables. Tienen altos puntajes de riesgo debido a su densidad poblacional y limitada capacidad de recuperación. Aunque estas zonas ofrecen atractivos turísticos y económicos, el precio puede ser alto cuando la naturaleza decide manifestarse.
Por el contrario, los estados más seguros son: Vermont, Rhode Island, Nuevo Hampshire, Ohio, Virginia Occidental y Wyoming se perfilan como los más seguros.
Estas regiones presentan baja exposición a fenómenos extremos y una sólida capacidad de recuperación. Ciudades como Pittsburgh y Charlotte destacan por su resiliencia y escasa vulnerabilidad, convirtiéndose en destinos ideales para quienes priorizan la seguridad climática.
En Vermont, por ejemplo, no se identifican zonas de riesgo medio o alto, lo que lo convierte en un oasis frente al caos natural.
Más allá del peligro físico, los desastres naturales generan pérdidas económicas colosales. Según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, en inglés), entre 1980 y 2023, EEUU registró más de 370 desastres naturales que causaron pérdidas superiores a los mil millones de dólares cada uno.
Precisaron, que solo en 2023, se contabilizaron 28 eventos de este tipo, la cifra más alta desde que se llevan registros.
Sin embargo, el impacto económico de los desastres naturales no se limita a los daños materiales, también genera pérdida de empleos, cierre de empresas y una fuerte caída en la actividad comercial.
Es por ello, que según FEMA, cada dólar invertido en prevención y mitigación puede evitar hasta seis dólares en pérdidas futuras. Esto, gracias a infraestructuras resilientes y sistemas de alerta eficaces.