Hagamos una comparativa, desde el punto de vista ecológico, entre un jardín vertical natural y uno sintético.
Paradójicamente, es poco conocido que para tener un jardín vertical natural se necesita tener a la disposición una cadena de industrias asociadas que, en cada nivel, suman a la huella de carbono.
En otras palabras, la comparación real entre un jardín vertical natural y uno sintético, está en la suma del dióxido de carbono derivada de la instalación y el mantenimiento de cada tipo de decoración.
Por ejemplo, a continuación vamos a enumerar las características de cada tipo de instalación. Con lo cual evidenciaremos el impacto en el ambiente de los jardines verticales naturales con fines decorativos vs. los sintéticos.
El perfil de este tipo de trabajo significa que se requiere la instalación de un sistema de irrigación con mangueras plásticas, válvulas y aspersores.
En la misma línea del punto anterior, se necesitará de maceteros, o mallas de soporte tipo geotextil con estructuras y anclajes.
Asimismo, necesita tierra abonada, fertilizantes, herbicidas y muy posiblemente pesticidas (Industrias altamente nocivas / contaminantes).
Transporte y mantenimiento periódico. Vehículos y maquinarias agrícolas en su mayoría de combustión interna.
Consumo constante de agua, en promedio un jardín vertical natural de diez (10) metros cuadrados puede consumir hasta 3,800 litros de agua anualmente.
Tragedia ornamental. En la mayoría de los casos la coexistencia de las distintas especies no tiene los mejores resultados, no olvidemos que estas plantas han sido colocadas siguiendo un criterio meramente estético, algunas plantas son parasitarias, otras son dominantes, y no todas las plantas reaccionan igual a una determinada exposición solar y carga de agua.
Insectos y animales. Los jardines verticales naturales son pequeños ecosistemas, ideales para la proliferación de insectos, roedores y algunas aves ó murciélagos.
Aunque lo “sintético” ha tenido una connotación negativa últimamente, no hay nada más alejado de la verdad. Por ejemplo…
Un jardín vertical sintético se elabora con materiales a base de plásticos reciclados. En la mayoría de los casos la materia prima proviene de plásticos desechados. Los cuales, de otra manera acabarían en los océanos y mares.
Este tipo de instalación no necesita un sistema de irrigación, mangueras o agua potable.
Trasporte. Inevitablemente, y al igual que los jardines naturales, durante el proceso de instalación serán requeridos traslados de material con vehículos de combustión interna.
No se requieren instalaciones especiales. En la mayoría de los casos la misma pared o estructura existente sirve de soporte para sujetar las láminas.
Muy bajo mantenimiento, en algunos casos en exteriores será necesario pasar un cepillo o escoba para sacudir el polvo acumulado.
Si bien un jardín vertical natural podría tener algún grado de retorno de oxígeno al ambiente, como derivación del proceso de fotosíntesis, al final su huella de carbono es considerablemente mayor que la de un jardín vertical sintético. Y es que, por un lado tenemos los recursos asociados a su mantenimiento, y por el otro, las industrias asociadas a estos procesos no dejan de tener una huella de carbono importante.
Al final, un jardín vertical sintético hace un uso más eficiente de los recursos, y a largo plazo su impacto ecológico es muy reducido.
Este tipo de instalaciones promueven el reciclaje y la reducción del consumo de agua. Dos acciones que jugarán un papel fundamental en los modelos ecológicos urbanos de futuro.
Estos principios aplican en la variedad de modelos de follaje y su línea de ornamento que cuentas con palmeras, arbustos y árboles de flores más recientemente introducidos en el catálogo Decograss.
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