Por María Laura García
Muchas personas confunden la adicción al estrés con ser muy trabajador e hiperactivo, con lo cual resulta complicado diferenciar cuando este exceso de actividad dejar de ser sano para convertirse en una característica que pudiera resultar patológica.
Las primeras consecuencias del estrés las podemos vivir tanto a nivel psicológico como físico, o incluso pudiéramos ni notarlas, pero finalmente terminaremos palpando las secuelas de ese exceso de afán y estado ansioso al cual estamos enganchados.
Generalmente, la adicción al estrés se relaciona con la actividad laboral. La observamos en aquellas personas que necesitan estar activados constantemente y que son excesivamente perfeccionistas o competitivas. Este tipo de adictos se empeñan en estar ocupados las 24 horas del día, nunca están conformes, buscan contar con tiempo solo para ocuparlo, aunque no disfruten con lo que hacen. Esta condición puede generar otros como el insomnio, falta de apetito, la ansiedad o la depresión.
Como cualquier adicto, los dependientes del estrés, difícilmente reconocerá su problema, por ello si crees que alguien que aprecias tiene esta adicción, debes convencerla de buscar ayuda profesional antes de que se traduzca en una enfermedad física o mental.
¿Te sientes mal por procrastinar? ¿Cuántas veces sentiste perder el tiempo por no tener nada que hacer?
¡Ya sabes la razón! No es otra cosa que la adicción al estrés. Pero cuidado, como todo extremo, el vivir afanado porque la tranquilidad te genera igualmente angustia, puede dañar el corazón, como ya te mencioné te puede provocar ansiedad y hasta afectar tu memoria.
Cuidado si, permanentemente, terminas tus compromisos laborales y hogareños, te sientas en el sofá e inmediatamente buscas otras cosas que hacer para ocupar tu tiempo libre. Por ejemplo, adelantar el trabajo del siguiente día, leer las redes, organizar la casa, etc..
En síntesis, no tener nada que hacer te estresa porque sientes que no estás siendo útil y que no estás aprovechado tu tiempo libre como deberías.
¿Por qué? Porque el estrés engancha. Estar ocupados y continuar añadiendo tareas a la lista de cosas por hacer es uno de los vicios más comunes del mundo moderno tan competitivo.
El cortisol, que es la hormona causante del estrés, es la principal protagonista causante de esta dependencia; ya que existen estudios que afirman que la presión y las situaciones difíciles activan a las personas aumentando el nivel de cortisol circulante en el organismo y haciendo que, cuanto más estresados estemos, mayor cantidad produzcamos.
Y lo preocupante es que las personas de nuestro entorno contribuyen en eso de producirnos más estrés, porque con frecuencia nos hablan de su trabajo o de su falta de tiempo para cumplir con sus tareas; por tanto, nosotros, nos contagiamos y para sentirnos útiles buscamos más cosas que hacer.
Consecuencias de esta adicción…
Como ya te escribí, puede causar afecciones cardíacas, daños al sistema inmune y envejecimiento prematuro, gracias a la ansiedad, la depresión, dolores de cabeza, problemas digestivos, aumento de peso, desordenes de la piel e, incluso, fallas de memoria. ¿Por qué? Porque un nivel muy alto de cortisol se relaciona con inflamación orgánica y esta tiene que ver con la mayoría de las enfermedades.
Finalmente, y muy importante…
Llenar de tareas tu tiempo, sin tener descanso no es positivo para la salud. De hecho, todo lo contrario. Si lo que buscas es bienestar y calidad de vida que implique, entre otras cosas, mejorar tus relaciones familiares, con tus amigos y tu pareja y, consecuentemente, tu sistema inmune, debes buscar tiempo libre. Puede parecerte que procrastinar es perder el tiempo, pero un buen descanso ayuda a evitar los problemas que derivan del estrés.
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