Diez años se cumplen este domingo 5 de marzo del anuncio del fallecimiento de Hugo Chávez. Fue Nicolás Maduro quien comunicó en cadena nacional la noticia. “Recibimos la información más dura y trágica que podamos transmitir a nuestro pueblo: a las 4:25 de la tarde… ha fallecido el comandante presidente Hugo Chávez Frías”, dijo.
Esa información dejó atónito a todo el país, sobretodo a los adeptos del fallecido ex presidente. “¿Qué vamos a hacer sin el comandante?”, preguntaban en ese entonces. Lo mismo se cuestionaban desde el Gobierno venezolano.
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Tres días después de eso, Maduro asumió como presidente interino. Poco de un mes después, el 14 de abril de 2013, se impuso a Henrique Capriles en las elecciones presidenciales.
Una década más tarde de aquellos sucesos, Venezuela recrudeció su pobreza mientras millones migraron del país y a día de hoy se mantiene una gran polarización política. Todo eso incrementó la factura para el chavismo que, a través de estos diez años, terminó sancionado y acusado de crímenes de lesa humanidad. Por si fuera poco, la legitimidad del Gobierno de Maduro era cuestionada tras los comicios del 2018.
Al referirse a la crisis, varios chavistas más no «maduristas», según se definen, afirman que con Chávez «nunca hubiera pasado esto». Y es que en estos diez años, Maduro no solo fue criticado por la oposición, sino también por el chavismo disidente. Estos le acusan de desvincularse del «legado» de Chávez, según reseñó El Tiempo.
MADURO Y SU «PROPIA IDENTIDAD»
Aunque insistentemente Maduro dice que «el socialismo es la vía», aunque flexibilizó los estrictos controles que instauró Chávez. Igualmente, permitió la dolarización de facto, moneda con la que siempre mantuvo una guerra el chavismo.
Desde que el ex mandatario dejó este mundo, Maduro hizo a un lado la idea de ser un «remedo malo». Para el presidente de Datanálisis, Luis Vicente León, Maduro empezó a fabricar su propia identidad. «Se dio cuenta que al lado de Chávez se debilita», apuntó.
Daniel Varnagy, analista, opina que tras una década, la figura de Chávez es «cada vez más un símbolo y menos poder«, pese a «tener un 50% de popularidad». También es un «símbolo de dolor y tristeza» aunque sea un referente de agradecimiento. «Símbolo de la ruptura de familias que por su proyecto abandonaron estas tierras», acotó.