Los ciudadanos estadounidenses se encuentran preocupados luego de que fotos de ciervos con protuberancias, del tamaño de una pelota de golf, en grandes partes de su cuerpo, se esparcieran en las redes sociales, lo que a su juicio podría ocasionar graves enfermedades a los humanos.
Dichas imágenes circularon poco después del avistamiento de ardillas y conejos con verrugas similares a forúnculos.
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A pesar de su aspecto grotesco, estas verrugas, oficialmente conocidas como «fibromas», son simplemente tumores no cancerosos, según los funcionarios de vida silvestre del país norteamericano, quienes intentan calmar a la población sobre su incidencia en humanos.
Las verrugas, que pueden propagarse de un ciervo a otro, suelen crecer en la cabeza y el cuello del animal, pero rara vez afectan la salud general, reiteraron los trabajadores gubernamentales.
«ARDILLAS ZOMBIES Y CONEJOS FRANKESTEIN»
Las fotos espeluznantes comenzaron a volverse virales después de que los avistamientos de «ardillas zombies» y «conejos Frankenstein» avivaran las preocupaciones sobre posibles brotes de peste en todo el país.
Recientemente, informes sobre conejos de cola de algodón que presentan crecimientos negros similares a tentáculos en sus cabezas en Colorado, Minnesota y Nebraska provocaron advertencias para mantenerse alejado de estos animales que presenten dicha mutación.
Las inquietantes deformidades son el resultado del virus del papiloma de cola de algodón (CRPV, por sus siglas en inglés), un virus que se propaga cuando mosquitos, garrapatas o pulgas pican a conejos infectados y luego se lo transmiten a otros, según reseña el New York Post.
Aunque algunos se apresuraron a llamar a las criaturas «ardillas zombies», los expertos en vida silvestre dijeron que probablemente se trataba del resultado de la fibromatosis de la ardilla, una enfermedad viral de la piel causada por el leporipoxvirus.
A pesar de su aspecto aterrador, un funcionario del Departamento de Pesca Continental y Vida Silvestre de Maine dijo recientemente al Bangor Daily News que los residentes no necesitan temer a las ardillas porque no representan una amenaza para los humanos, las mascotas o las aves.