En una decisión que afecta a la gran comunidad católica en California (EEUU), el obispo Alberto Rojas, de la Diócesis de San Bernardino, eximió formalmente a sus feligreses de la obligación de asistir a misa dominical.
De acuerdo con medios locales, esta medida, amparada por el derecho canónico, responde al creciente temor entre los migrantes latinos a las redadas migratorias.
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Es por ello, que la medida, anunciada el 8 de julio, busca proteger la seguridad de más de 1,5 millones de católicos en los condados de Riverside y San Bernardino.
La decisión del obispo Rojas se produjo luego de que agentes migratorios realizaran detenciones en las parroquias de Santa Adelaida en Highland y Nuestra Señora de Lourdes en Montclair.
Estas acciones, consideradas por muchos como una violación al carácter sagrado de los espacios religiosos, generaron una ola de ansiedad entre los fieles.
«Existe un miedo real que se ha apoderado de muchos miembros de nuestras comunidades parroquiales, que temen que si se aventuran a salir a cualquier lugar público serán detenidos por los agentes de inmigración», afirmó Rojas en un comunicado hecho público este miércoles, 9 de julio.
«Lamentablemente, eso incluye asistir a misa. La reciente detención de varias personas en dos de nuestras parroquias católicas no ha hecho más que intensificar ese miedo. Quiero que nuestras comunidades de migrantes sepan que su Iglesia está con ellos y les acompaña en estos momentos difíciles», se agrega en el mensaje.
Aunque la medida de San Bernardino es inédita, otras diócesis han respondido con cautela. La Diócesis de Nashville emitió recomendaciones de precaución, pero sin dispensar formalmente la asistencia a misa.
En contraste, la Arquidiócesis de Los Ángeles y la Diócesis de Orange han optado por protocolos de protección y apoyo emocional, sin modificar las obligaciones litúrgicas.