Lo que parecía una tarde tranquila en Brunswick, Georgia (EEUU), terminó en tragedia para el pequeño Beckham Reed, de apenas dos años de edad, quien fue hospitalizado tras ser atacado por cientos de abejas.
De acuerdo con la información de FOX Weather, el niño mientras jugaba con sus primos en un vehículo eléctrico infantil, chocó accidentalmente contra un nido de avispas chaqueta amarilla.
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En cuestión de segundos, decenas de insectos lo atacaron, provocándole más de 150 picaduras en distintas partes del cuerpo. El veneno, altamente tóxico, desencadenó una reacción sistémica que puso en riesgo su vida.
Inicialmente, Beckham fue atendido en una clínica local, donde recibió antihistamínicos y analgésicos. Sin embargo, su estado se agravó rápidamente.
Al presentar coloración amarillenta en la piel y signos de insuficiencia multiorgánica, fue trasladado de urgencia al hospital Memorial Savannah. Allí, los médicos descubrieron que el veneno había afectado su corazón, hígado y el único riñón con el que nació, complicando aún más su recuperación.
En la unidad de cuidados intensivos pediátrica, Beckham fue conectado a un respirador, sometido a diálisis y tratado con medicamentos intravenosos.
Su caso generó una ola de solidaridad: una campaña en GoFundMe logró recaudar más de 85.000 dólares para cubrir los gastos médicos. Aunque logró salir del respirador, su estado sigue siendo delicado y requiere monitoreo constante, especialmente por los daños renales.
Las avispas chaqueta amarilla son conocidas por su agresividad y capacidad de picar múltiples veces. A diferencia de las abejas, no pierden el aguijón, lo que las convierte en una amenaza seria cuando se sienten atacadas.
Expertos del Programa de Manejo Integrado de Plagas de la Universidad de California advierten que sus toxinas pueden causar complicaciones graves, especialmente en niños o personas con condiciones preexistentes.