Un violento caso conmocionó a la comunidad en Houston, en Texas (EEUU), cuando Santos Hernández Cornejo, de 53 años, asesinó brutalmente a su novia, Argelia Díaz Maya, de 50, frente al restaurante donde ella trabajaba.
Convencido de que su novia lo engañaba, el hombre la persiguió el pasado sábado hasta su lugar de empleo y la apuñaló repetidamente. Así lo reseñó Law&Crime.
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Según las autoridades, Hernández Cornejo había instalado un rastreador en el auto de Díaz Maya y un micrófono en su habitación, obsesionado con la idea de una supuesta infidelidad.
Esa madrugada, la esperó fuera del restaurante Burnin’ Shell, la confrontó con un cuchillo escondido en la cintura y, tras una discusión, la atacó cuando ella intentó huir.
Las cámaras de seguridad captaron el momento en que arrojó el arma ensangrentada en un campo cercano.
El agresor, originario de El Salvador y residente en Houston desde hace casi dos décadas, se entregó poco después del crimen y confesó los hechos.
Actualmente, enfrenta cargos por asesinato, con una fianza reducida de $350.000 a $50.000 dólares. Además, pesa sobre él una orden de detención migratoria.
Este caso ha reavivado el debate sobre la violencia doméstica y el control coercitivo, una forma de abuso que incluye vigilancia, aislamiento y manipulación emocional.
La historia de Argelia no es un hecho aislado, sino parte de una preocupante tendencia de feminicidios impulsados por celos, posesividad y la falsa creencia de que el amor justifica el control.
Mientras la justicia se prepara para el juicio el próximo 19 de agosto, la comunidad exige respuestas y acciones concretas.
