Por María Laura García
Dejarse llevar por el ego puede llevar a tantas acciones, reacciones negativas no solo que dañaran a otros sino a ti mismo. Herirás sentimientos o afectarás la autoestima de los que te rodean, cerrarás oportunidades a otros que cambiarán sus vidas, afectarás el crecimiento y el ambiente de tu entorno familiar o laboral, serás un jefe o líder problemático e incluso pondrás el riesgo la vida de muchos.
Un ego inflado o desproporcionado puede hacer a una persona arrogante, poco empática al tratar a otros, resistente a aceptar las críticas y poco torpe al conectar con los demás.
Aquel que no domina su ego, que permite que éste le domine, escasamente escucha y comprender a los demás, lo que siempre da lugar a conflictos y aislamiento. Son vistos por los otros como autoritarios y poco dispuestos a considerar las opiniones de su entorno. Pero lo triste que, un ególatra depende mucho de la validación externa, tienen una autoestima maltrecha y dificultad para aceptar errores.
En consecuencia, tienen un juicio nublado, tomar decisiones basados en su necesidad no reconocida de reconocimiento y no en la realidad, lo cual los lleva a errores y a su no reconocimiento que es peor, a falta de productividad y dificultades para aprender de las experiencias. Adicionalmente, la resistencia al cambio y la necesidad de aferrarse a creencias perjudiciales son características de un ego descontrolado.
Lo anterior tristemente, puede llevar a comportamientos irresponsables y poco éticos, con consecuencias muy negativas para la sociedad en su conjunto.
En resumen, aunque el ego puede ser una fuente de motivación y autoconfianza, cuando se sale de control, puede ser perjudicial para cualquier individuo y aquellos que le rodean,
Llegados a este punto, creo que todos entendemos lo vital que es aprender a gestionar el ego para evitar sus efectos negativos y dar pie a un crecimiento personal saludable; en consecuencia, la pregunta que te hago, sabes …
¿Qué es el Ego?
Transcribo textual, la definición que encontré: “En términos simples, el Ego es el sentido de identidad que tenemos de nosotros mismos. Es la percepción que construimos a lo largo de la vida y que define quiénes somos en relación con el mundo que nos rodea. En términos psicológicos, es la parte de la psique que conecta nuestra mente consciente con el mundo exterior, permitiéndonos interactuar y comprender la realidad. Podemos tener un ego equilibrado o no, dependerá de nuestra autoestima que se impacta o construye con lo que vivimos en la infancia.
Por tal motivo, el Ego afecta la manera en que tomamos decisiones, ya que está relacionado con nuestro sentido de autoestima y autopercepción. Puede empujarnos a buscar excesivamente de la validación externa, competir por logros de manera exagerada o desleal o compararnos con otros y desear consiente o inconscientemente a minimizarlos, invalidarlos, someterlos o etc..
Después de leer esto pregúntate ¿Cómo está tu EGO? ¿Es saludable o no? ¿Has trabajado en ti, en ÉL? ¿Es el Ego bueno o malo?
El Ego no es intrínsecamente bueno o malo. Es una parte de nuestra psique que puede ser beneficiosa o dañina, dependiendo de cómo la gestionemos. Un Ego saludable puede darle piso la autoestima, la motivación y la resiliencia; pero como ya te dije, un ego inflado o herido puede llevar a comportamientos autodestructivos, como la arrogancia o el desprecio.
Gestionar tu Ego de manera saludable reconociendo en su justa medida el reconocimiento tus logros, la gratitud para con Dios y los demás, cultivando tu humildad, el reconocimiento de tus defectos y errores, aceptando la crítica y que no eres perfecto. Por último, desarrolla a profundidad la empatía.
¿Cómo deshacerte del EGO?
Primero: No te sientas ofendido, es decir, NO te tomes nada personal ¿Sabes que está pensando y pasando en realidad el otro? Generalmente es tu ego convenciéndote de que el mundo no debería ser como es. El mundo no es solamente el que se deriva de tu visión, la del otro también cuenta. Lo que te ofende te debilita.
Segundo: Libérate de la necesidad de ganar. El ego nos divide, en los que ganan o pierden. Ten presente la aceptación y la intención de mejorar en los momentos que no salen las cosas como esperamos pues es imposible ganar todo el tiempo. Siempre habrá alguien más rápido, joven, fuerte, listo y con más suerte, por lo cual siempre habrá posibilidad de sentirnos menos y despreciados. Considera que NO sólo nos definen nuestras victorias, sino también los cambios que pueden mejorarnos y que en su mayoría se gestan en los fracasos.
Tercero: Deshazte de la necesidad de tener razón. El ego es fuente de conflictos porque empuja a desear que los demás se equivoquen y para que no sean tan buenos como tú. Imagínate un mundo en el cual todos sumemos, eso no sería mejor, que no esperemos que el otro se caiga para ganar. Piensa que todos en el fondo podemos tener un tanto de razón. El Espíritu creativo es bondadoso, cariñoso, receptivo y está libre de ira, resentimiento y amargura. Así que abandona la necesidad de tener siempre la razón, eso es decirle al ego: “No soy tu esclavo”.
Cuarto: Busca ser mejor no superior. La nobleza no tienes que ver con ser mejor que otros, se trata de ser mejor tú, concéntrate solo en tu crecimiento.
Quinto: rompe con el querer tener más si eso te lleva a pisar o no considerar a los demás. El mantra del ego es MÁS y ¡No está bien! Porque si piensas así sentirás que nunca es suficiente.
Sexto: Libérate del sentirte definido y querido solo por tus logros. Entiende que no son tuyos sino de Dios. Cuando te sientes espectador porque entiendes el control de Dios, el EGO desaparece y AGRADECES.
Séptimo: despréndete de la fama. Si te preocupas demasiado por cómo te perciben los demás, estás permitiendo que te guíen las opiniones de otros y tu EGO tomará el control.
“Cuando cambias la forma de ver las cosas, las cosas cambiarán de forma” (Wayne w. Dyer)
Por tanto, si haces todo desde el amor el resultado, sin duda, será mejor.
Espero te ayude mi reflexión de hoy…
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