El icónico rascacielos 432 Park Avenue, ubicado en la prestigiosa Billionaires’ Row de Manhattan, en Nueva York (EEUU), enfrenta una crisis estructural que ha generado preocupación entre sus residentes.
De acuerdo con lo reseñado por The New York Times, la Junta de Administradores del edificio presentó una demanda contra los desarrolladores, alegando defectos graves de construcción y fraude.
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Según el litigio, miles de grietas aparecieron en la fachada de concreto blanco, comprometiendo la seguridad y el valor de las propiedades dentro del edificio.
La demanda, presentada el 4 de abril, ante la Corte Suprema Estatal en Manhattan, señala a las compañías CIM Group, McGraw Hudson Construction, SLCE Architects y WSP USA como responsables de los problemas estructurales.
Los propietarios exigen una compensación superior a 160 millones de dólares, argumentando que los desarrolladores ocultaron deliberadamente los defectos desde la construcción del edificio en 2015.
Además de las grietas, se han reportado filtraciones de agua, corrosión en las armaduras de acero y fallas en los sistemas de drenaje.
FUE EL RASCACIELOS MÁS ALTO DEL MUNDO
El 432 Park Avenue, que en su inauguración fue el edificio residencial más alto del mundo (con una altura de 425,5 metros –1.396 pies—), ha sido hogar de celebridades y magnates. Sin embargo, los problemas estructurales han afectado la calidad de vida de los residentes, quienes han denunciado ruidos excesivos, ascensores defectuosos y un balanceo notable del edificio debido a su diseño esbelto.
De hecho, un informe técnico de 2016 ya había identificado casi 1.900 defectos en la fachada, lo que sugiere que los problemas han estado presentes desde las primeras etapas de ocupación.
Los desarrolladores han rechazado las acusaciones y han expresado su intención de solicitar la desestimación de la demanda. No obstante, la Junta de Administradores sostiene que los defectos representan un riesgo significativo para la seguridad del edificio y sus residentes.
La disputa legal podría prolongarse, mientras los propietarios buscan soluciones para mitigar los daños y evitar una posible crisis estructural mayor.
Lo cierto, es que la situación en 432 Park Avenue no solo afecta a sus residentes, sino que también plantea interrogantes sobre la regulación y supervisión de proyectos arquitectónicos en Nueva York.
