Cientos de migrantes venezolanos se encuentran varados entre Panamá y Costa Rica a la espera de que sus familiares puedan enviarle los $260 que les cobran los lancheros para trasladarlos hasta Colombia.
La mayoría de estas personas han preferido acampar en las playas, debido a que en los refugios los obligan a permanecer encerrados. «No somos animales», dijo uno de ellos según reseñó el medio RFI de una nota de AFP.
Estos migrantes habían llegado a México u otros países de Centroamérica a pie o buses. Sin embargo, debido a las nuevas políticas migratorias de Donald Trump y al cierre del Darién, su situación se ha vuelto crítica.
«La migración inversa no es un retorno voluntario, sino el reflejo de una crisis mayor que ha dejado a miles en el limbo. Es un flujo de retorno forzado», explicó al medio mencionado anteriormente Diego Chaves, analista del Instituto de Política Migratoria, con sede en Washington.
Tanto Costa Rica como Panamá les estaban pidiendo una pequeña suma de dinero a los migrantes para enviarlos a refugios ubicados en remotas zonas fronterizas. No obstante, muchos desistieron de aceptar esa idea y prefirieron seguir a la espera de poder completar el dinero de las lanchas.
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«Te tienen ahí como si fueras un delincuente, estás preso», afirmó el migrante Víctor Díaz, de 19 años.
Jinnelis Navas, de 50 años, quien está junto a 10 parientes ya trae los malos recuerdos de los albergues en México, donde dice que los trataron «como perros» por lo que también desistieron de entregarse a las autoridades de Panamá o Costa Rica.
Panamá tiene previsto enviar a los migrantes a dos centros en Lajas Blancas y San Vicente, desde donde los harán abordar vuelos humanitarios que los regresen a sus países. Sin embargo, hasta ahora no ha salido el primero de estos vuelos.
La abogada Gabriela Oviedo, del Centro para la Justicia y el Derecho Internacional, aseguró que «los migrantes son criminalizados» y los albergues en Costa Rica y Panamá «son centros de detención», donde no tienen asistencia legal.
En febrero llegaron a Panamá más de 2.200 migrantes en flujo inverso, según el conteo de hace una semana del gobierno. De estos migrantes, la mayoría regresan endeudados y en el viaje se endeudan más.