En un mundo que ha evolucionado en lo material… ¿Por qué la infelicidad crece?

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Por Caraota Digital 10 Min de Lectura
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Por María Laura García 

De acuerdo a numerosos estudios sociológicos la infelicidad o insatisfacción va creciendo en los seres humanos de una forma inversamente proporcional a como han mejorado las condiciones de vida en general: avances tecnológicos, facilidad para conseguir el alimento y evolución en general; entonces la pregunta sería ¿por qué, durante las últimas dos décadas, impera la frustración y la tristeza incluso en mayor cuantía en los adolescentes? Un proceso que se aceleró en pandemia.

Como sentimiento, la felicidad es extremadamente subjetiva, y los factores que pueden determinar el sentirla o no, en cada uno de nosotros, escapan a nuestro control, porque incluso la genética y nuestros hábitos cotidianos van influir de forma importante en el bienestar que experimentamos y tampoco podemos evitar que una pareja nos deje, nos boten del trabajo o que ocurra una catástrofe natural, así que siempre habrá circunstancias que nos hagan sentir mal. Hay personas más negativas y más positivas, e incluso seres humanos cuya bioquímica cerebral (neurotransmisores) le permitan tener una visión más alegre en su cotidianidad. Por ello, estoy convencida que, en gran medida, la felicidad es nuestra responsabilidad, es decir, podemos también construirla.

Amigos, quiero que tengamos en cuenta la mayor parte del tiempo que, existen ciertos factores sobre los que sí tenemos control, como la forma de gastar nuestro tiempo de descanso, por ejemplo, pero pareciera que no estamos invirtiendo nuestro tiempo libre de forma que aumente nuestra felicidad. De hecho, me atrevo a asegurar que, aunque tengamos de sobra, la mayoría lo ocupamos en cosas que precisamente no nos regalan bienestar y un ejemplo evidente de ello, son los adolescentes que ocupan su tiempo libre en el uso de las redes que les muestran contenidos que los hace sentir menos, no capaces y pobres desde todo punto de vista.

A ver, tanto en adultos como en los mas jóvenes, se está perdiendo el contacto emocional y físico, el disfrutar de lo simple, los encuentros familiares, el tener metas realistas, el conversar y hablar, y todo esto sin mencionar la competencia. Pareciera que en el mundo moderno todo es una competencia, la gente no vive, solo se esfuerza para parecerse a lo que ve y encajar.

Es triste, pero esto se corrobora en investigaciones, aquellos adolescentes que pasan más tiempo viendo a sus amigos en persona, realizando ejercicio físico o deporte, asistiendo a eventos religiosos, o incluso leyendo o haciendo deberes eran más felices. Mientras que, aquellos que pasan más tiempo navegando por internet, jugando con el ordenador, sumergidos en las redes sociales, mandando mensajes de texto, viendo vídeos o la televisión son más infelices.

En síntesis, todas las actividades que no implican una pantalla se vinculan con una mayor felicidad; y tanto los adolescentes como los adultos han reportado una disminución de su felicidad durante los últimos años en la misma proporción que el tiempo promedio delante de una pantalla o navegando por internet se ha duplicado.

¿Por qué nos sentimos más infelices a pesar de tener lo necesario para vivir?

Si tenemos lo “necesario” para vivir y aun así te sientes infeliz, debes buscar el origen de esa insatisfacción. En lo personal siento que la gran causa puede ser el buscar dicha satisfacción afuera de nuestro corazón, en lo puramente material y en la falta de aceptación de nuestra vida. Y cuidado son muy diferentes la aceptación y la resignación.

Para un número no despreciable de seres “humanos”, decir tengo salud, trabajo, una familia que me quiere, una pareja o no por elección, amigos que me apoyan, NO es suficiente para sentirse plenos o felices. ¿Por qué ocurre esto? Eso es lo que de forma obligatoria se debe descifrar para evitar las enfermedades mentales que se han convertido en la nueva pandemia, como la obesidad o el Covid 19.

¡Los infelices No son minoría!

¿Algo preocupante? Que son muchos los que transitan ese sentimiento de vacío, aunque parezcan tenerlo todo en la vida. Pero es vital también entender o tener muy claro que no tenemos que sentirnos felices todo el tiempo, eso es una utopía; y que es válido tener baches o espacios, como los llamo yo que están allí para recomponernos internamente y que, además, el “sentirse feliz” tiene un significado diferente para cada persona.

En la vida existen muchas circunstancias que nos pueden afectar de diferentes maneras, pero de lo que se trata es de que los momentos gratos superen “lo máximo posible” a los que no lo son tanto, y eso es precisamente nuestro trabajo, hacer lo posible para que esto sea así.

Como les dije, “sentirse feliz” tiene un significado diferente para cada uno de nosotros, para mí por ejemplo: sentirme querida, valorada y/o comprendida. No sentir dolor alguno, estar a gusto conmigo misma, sentirme bien haciendo mi trabajo y que este sea reconocido, tener buenas relaciones con mi entorno (éxito social), lucir bien, comerme algo rico, etc.. Ojo, a diario, todos NO coinciden a la vez, porque la vida no es perfecta, pero se trata de ser feliz con lo que tenga en el momento. Es ver vaso medio lleno y no vacío.

Entender ese sentimiento de infelicidad para poder cambiarlo…

La verdad imaginar y hurgar para llegar a precisar qué es aquello que nos puede estar impidiendo sentirnos felices y/o satisfechos es ciertamente entrar en el mundo de las especulaciones porque somos nosotros, los únicos que, con ayuda o no, debemos llegar a ese tipo de iluminación.

Si no te sientes feliz con nada puede ser una señal de que a tu vida le falta un propósito o meta. No tener un propósito o quizás tener solo uno, puede ser la causa, no recomiendo tener todos los huevos en una misma cesta. De hecho yo me pongo mini metas diarias. Buscar un por qué y tener el deseo de cumplir distintas cosas, sería una de las claves.

A veces, es que simplemente que no nos aceptamos tal cual somos, o no nos esforzamos por ser y sentirnos mejor. O hasta tenemos una autopercepción equivocada de nosotros mismos, e incluso pudiera ser que creemos que los demás no nos perciben como deseamos. Todo lo anterior hace aflorar infelicidad.

Otro origen común de la infelicidad es una personalidad negativa, para mi es muy simple: la ley de atracción. Si tienes pensamientos positivos atraerás cosas positivas, y si por el contrario todo lo ves negativamente, pues será más difícil sentirse feliz. Con una mirada pesimista sobre todo lo que te pasa es imposible sentirte a gusto.

Tener expectativas demasiado altas tampoco ayuda, porque sí no consigues lo que deseas, puede ser contraproducente y traerte más frustraciones que alegrías, por consiguiente el ser ambicioso no está mal, lo que sí es muy pernicioso es no accionar para lograr tus metas elevadas, no tener resiliencia y un buen manejo de la frustración.

También conduce a la infelicidad y el vacío interno, el NO tener nexos y conexiones reales con el mundo real y los que nos rodean; sobre todo si estamos enganchados con la “vida virtual”.

Finalmente, algo importante a revisar es nuestra salud mental y/o física para descartar que ese sea el origen de nuestro malestar e inconformidad con la vida. Debemos apoyarnos en expertos para poder descartar una causa orgánica o de la bioquímica de nuestro cuerpo.

¿Cómo aumentar la felicidad?

Sencillamente, aquí mis infaltables:

  • Tener vida social con personas que me importan.
  • Pensar en los demás, tener una buena relación con mi entorno cercano y lejano, aumenta mi bienestar.
  • Aprecio y agradezco lo bueno que tengo a diario. Vivo 100% desde el agradecimiento.
  • Hago ejercicios y cuido mi descanso más mis horas de sueño.
  • Me enfoco en el aquí y en el ahora. Quito la mirada de lo que fue o de lo que puede ser.

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